La Cristiada que nunca nos contaron

Gabriel Contreras

“¿Cómo está la familia?” Eso es lo primero que le pregunta Plutarco Elías Calles al General Gorostieta cuando se encuentran frente a frente por única vez en la película “La Cristiada”.

Encarnados por Rubén Blades y Andy García respectivamente, los personajes nos dejan ver una amenaza en la trastienda de ese diálogo tan breve y certero.

Calles, de voz imperativa y decidida, le sirve a Gorostieta un vaso de tequila cristalino e irresistible. El líder cristero desconfía y hace un enroque. Se toma el caballito de Calles, ofreciéndole el propio.

Lo cierto es que, en los días de ese hipotético diálogo, Tula, la esposa de Enrique Gorostieta, vivía a salto de mata, huyendo de aquí para allá, temerosa de perder la vida en cualquier momento.

No la mataron. Tula vivió hasta los 84. Y platicó muchas veces con uno de sus nietos: Eduardo Pérez Gorostieta.

Enrique Gorostieta fue de las figuras clave en la llamada Guerra Cristera, un conflicto que enfrentó al poder del naciente Estado mexicano emanado de la Revolución y  comandado por Plutarco Elías Calles, con las fuerzas militantes de la Iglesia Católica.

La segunda década del Siglo XX llegaba a su culminación, y el anuncio de la llamada “Ley Calles” provocaba toda clase de acciones y reacciones, tanto en el bando militar como entre los civiles.

Pero la Cristiada es, hoy en día, además de un capítulo  histórico silenciado, una cinta que ha generado cierta atracción en las pantallas cinematográficas.

Y mucho más que interés, “La Cristiada” ha levantado una polvareda de discusiones, en las que se ha hecho evidente la escasez de materiales documentales firmes, además de una cierta opacidad propia del tema.

Hoy, en una banca del Campus del ITESM en Monterrey, un hombre nos ayuda a adentrarnos en la aventura del General Enrique Gorostieta, estratega y líder del movimiento cristero. Eduardo Pérez Gorostieta, el nieto del general, es regiomontano y se dedica por entero a labores de tipo académico. Eduardo es el niño al que Tula, la mujer interpretada en la película por Eva Longoria, le contó muchas, muchísimas cosas sobre esta guerra silenciada.

 

Pérez Gorostieta habla para nosotros.

Se esmera en describir a su abuela, y se demora al explicarnos que, en sus conversaciones, Tula, Doña Gertrudis, se dejaba ver como una mujer muy católica, firme creyente, y que fue a casarse con Enrique Gorostieta en el año de 1922.

Con el apoyo de unas cuantas fotos añejas, que por cierto aparecen como insertos al final de la película, la abuela iba barajando una y otra vez las batallas encabezadas por su pareja, pero en ningún momento describió la marginación y persecución que sufrió ella misma a raíz de aquella guerra, nos explica Eduardo, quien es hoy en día un apasionado lector de la filosofía clásica y de la obra de Shakespeare.

Enrique Gorostieta fue militar por decisión, participó en las filas de Huerta, y pasa a integrarse a la Liga de Defensa de la Libertad Nacional Religiosa, encabezándola gracias a sus conocimientos en materia de estrategia.

Según nos muestra la película “La Cristiada”, Gorostieta participó  en aquel conflicto sencillamente por dinero. El guión ofrece el retrato de un mercenario de cuerpo entero.

Y hoy, Eduardo Pérez Gorostieta nos aclara que su abuelo acabaría siendo un creyente, y que su fe se trasluce en muchas de las cartas que le escribió a Tula, cartas que serán publicadas en junio próximo por el Instituto de Estudios Históricos de la Universidad Autónoma de Nuevo León y serán donadas al municipio de Atotonilco.

Al personaje que se muestra en esta película, nos explica Eduardo, “nosotros lo conocimos a través de las conversaciones con mi abuela, y estamos orgullosos de que su figura sea retratada en una película de estas dimensiones, y que haya sido encarnado por Andy García”.

El nieto del líder cristero añade: “el guionista privilegia, por ejemplo, su pasión por el ajedrez, su condición de caballero, y su formalidad en cuanto a la formación de un código a aplicar en el ámbito de la guerra”. Todo eso es un acierto histórico.

Pero también se puede subrayar el que Gorostieta era un patriota, un hombre que estaba en contra de las matanzas que le precedieron.

Y otra cosa, afirma el descendiente, “el General tenía en mente el honor y la justicia. El sale a defender sus ideas con gran fervor, y la película ilustra cómo va profundizando en sus ideas, en sus valores”.

En la visión de Eduardo Pérez Gorostieta, es evidente la conversión que sufre el General, que se libra en su mente una lucha por las libertades.

¿Cómo es visto Enrique Gorostieta en su familia, hoy?

Hubo un período de ocultamiento, señala Eduardo, “hubo un periodo de callar en torno a mi abuelo. Y sólo cobra algo de vida su imagen cuando aparecen los primeros libros sobre La Cristiada.

¿Qué sabían, que no sabían?

Mi abuela nos platicaba y nos daba su propia imagen de esos episodios. Además, existen alrededor de 22 cartas que mi abuelo le envió. Son cartas plenas de romanticismo, pero en las que también se reflejan los conflictos sociales y de conciencia que enfrenta Enrique Gorostieta, líder del movimiento cristero mexicano.

¿Su capítulo final, como es?

Al final el se siente traicionado, porque los acuerdos que enfriaron el conflicto fueron firmados por la iglesia, no por los Cristeros.

¿Cómo se recuerda a los cristeros en México?

Esa guerra puso en cuestión el asunto de la libertad de culto en México, la libertad de creencias, y hoy en día se puede observar con mucho interés todavía.

La imagen de Tula aparece en la película como la de una mujer creyente, extremadamente católica, ¿Cómo era en realidad?

“Yo nací en el 56, ella murió en el 84. De modo que pudo contarnos, a la familia entera, en torno a esa búsqueda de la libertad, el honor y la justicia. Ella sufrió mucho ese tiempo, porque tuvo que vivir escondida en con sus hijos”.

Eduardo Perez Gorostieta confía en que las investigaciones en torno a su abuelo sigan en marcha…

“Mi abuela, un día, tomó una decisión: no hablar más de esa guerra. Y lo cumplió”.

One thought on “La Cristiada que nunca nos contaron”

  1. En algún momento de la película, o de algún documental sobre esta Guerra, se hace mención a las posibles enemistades y diferencias ideológicas del Gral. Gorostieta con los caudillos del poder… sería interesante que ahondaran en el estudio de estas diferencias, pues si es cierto que general recibía un pago por encabezar y organizar la lucha cristera, también había otros motivos que lo impulsaban a encabezar una lucha desigual… Mi afecto para la familia del General Enrique Gorostieta y para Eduardo Pérez Gorostieta: que ese semblante de melancolía no opaque jamás, el orgullo de ser descendiente de este valiente y honorable soldado.

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