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Soy un extranjero y un lobo estepario, queriendo ser un Siddhartha…

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Rodrigo Soto

Aunque el recuerdo no es tan claro y vívido como quisiera, al hacer un pequeño esfuerzo, me puedo trasladar a la época que viví con mi bisabuela Ena, mi bisabuelo Félix, mi abuela Ena, mi abuelo Abraham, mi tía abuela Elodia (Yoyi de cariño) y mi tío abuelo Félix.

Durante ese tiempo, que va desde mis cero años, hasta los cinco; tuve la vital influencia de esa parte de mi familia, quienes me formaron con ciertos principios y valores para poder desenvolverme en mi vida posterior y convertirme en el ser humano que soy, para bien o para mal.

Si bien es cierto que tuve mucho cariño familiar, siendo clave para mi buen desarrollo y empatía social, recuerdo con agudeza esa época como mi primer encuentro con los libros, gracias a mi abuelo Abraham, quien siempre tenía la sana costumbre de llevarme un ejemplar los fines de semana. Ahí fue que conocí a Tom Sawyer, Huckleberry Finn, Moby Dick, La Isla del Tesoro, Robinson Crusoe, Los Tres Mosqueteros, Lazarillo de Tormes, Don Quijote ilustrado, entre muchos otros.

Fue en ese tiempo, aprovechando mi plasticidad cerebral, donde tuve mi primer punto de inflexión hacia el conocimiento y la oportunidad de acercarme a la literatura y conocer el placer que se obtiene por medio de un libro, pero no solamente por el olor embriagante a nuevo, sino por la estimulación de mi imaginación cada vez que leía y me transportaba a la escena formada en mi joven mente.

El describir, brevemente la escena anterior, es solamente para ejemplificar la plática que en cierta ocasión tuve con mi tía Nancy, quien decía haber estudiado lo investigado por ciertos científicos en cuanto a que la mejor estrategia para acercar a un niño a leer, era precisamente crear un ambiente lleno de libros y simplemente el pequeño ser humano en desarrollo, motivado por su gran capacidad de asombro y necesidad de absorber todo a su alrededor, iba a ser seducido por la lectura como el mejor medio para despertar la creatividad e imaginación en ese juvenil cerebro con gran necesidad de bits y bytes.

En este tenor recuerdo lo dicho por Nancy C. Andreasen cuando ejemplifica como el cerebro humano, al ser un recién nacido, tiene más conexiones sinápticas que un adulto: el doble en promedio. Derivado de esto, resulta neurálgico, aprovechar lo novedoso que resulta el conocimiento, para ese ser humano que inicia su camino evolutivo y embeberlo en la lectura, con el fin de satisfacer su ansia de saber, particularmente en ese años mozos.

El segundo punto de inflexión vino, cuando ya vivía en casa de mis padres, pues tanto mi Madre, pero especialmente mi Padre, me acercaron de nuevo a la lectura. Aquí recuerdo haber leído la Metamorfosis de Kafka, Aura de Carlos Fuentes, La Ilíada y La Odisea, Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, Pedro Páramo de Juan Rulfo, entre otros diversos títulos, pero siempre con la advertencia de mi Padre, quien nos prestaba los libros, pero única y exclusivamente si los leíamos en la casa, pues tenía miedo que los perdiéramos saliendo de la misma. Es decir, mi querido Padre, vive realmente el dicho en relación a que: “existen dos clases de imbéciles en el mundo: los que prestan libros y los que los devuelven”. En este punto cabe apuntar otra de las curiosas características de mi Padre en relación a sus libros, pues él puede encontrarse un gran libro, en cuanto a contenido, pero si éste no cuenta con pasta dura en su cubierta, pierde valor; a esto, la estrategia de mi señor Padre es sencilla, adquiere el ejemplar e inmediatamente lo lleva a empastar, para que así pueda aspirar a tener un lugar en el exclusivo librero de su casa.

Siguiendo con mi escrito, aquí también entra la parte científica de Andreasen, cuando habla sobre la etapa de máximo desarrollo neuronal, al alcanzar los 20 años en promedio, pues nuestro cerebro se queda únicamente con las conexiones que se hayan desplegado en particular, en el normal proceso evolutivo; es decir, nos quedamos con las circunvoluciones con las que vamos a trabajar en nuestra tasa de operación neuronal. Por ende lo trascendental de inculcar, en este crecimiento neuronal, el hábito de la lectura como mecanismo estimulante en los disparos sinápticos aunados a la delicia de una descarga de dopamina intelectual.

Un tercer punto de inflexión en mi corta vida literaria, fue curiosamente cuando estaba en la secundaria del colegio “Las Hayas”, compartiendo clases con mis queridos amigos de por vida, Amadeo Flores, Mario De La Medina, Rosendo Gómez, Antonio Limón, Demetrio Esquivel, Jorge Ladrón de Guevara, entre muchos otros; teniendo clase de lectura y redacción con la maestra Rocío Ríos Rojas, quien dentro de ese ciclo escolar nos encargo leer El Perfume de Patrick Süskind, libro que me causó gran revuelo por la clara y precisa descripción de los hechos, logrando activar mis sentidos e introducirme gratamente dentro de la época y situación que estaba viviendo el personaje principal Jean Baptiste Grenouille. Pero la clave de mi recuerdo no es solamente de la obra, siendo estupenda sin lugar a dudas, sino del ensayo posterior a la misma, encargado también por Ríos Rojas, en donde me centré en analizar al protagonista de esa novela. Pocas veces recuerdo estar tan acelerado y motivado por alguna tarea, pero un sobresalto superior vino después, al recibir las calificaciones de la maestra Rocío, pues había obtenido un 10, es decir cero errores. Ahí comprendí, un poco, sobre mi capacidad para analizar lo que leo y tratar de expresarlo en términos mundanos y complejos, según sea el crítico o público a leerme.

Posteriormente interioricé en textos más profundos, como es el caso de El Lobo Estepario de Hermann Hesse y El Extranjero de Albert Camus, textos que marcaron mi forma de percibir el mundo literario, así como la búsqueda de mi identidad en ese existencialismo al que todos estamos expuestos, pero pocos sabemos aceptar y reconocerlo como una lucha entrópica normal en todo individuo que se estremece entre su razón y su emoción, para así realmente disfrutarlo, sacándole provecho a lo seductor que puede representar la falta de integración a la sociedad actual.

Gracias a la literatura y mi profunda etapa existencialista, que a veces parece no querer abandonar mi mente, me siento como cuando Meursault no encontraba motivación alguna en su vida. Todo le parecía monótono, absurdo y sin sentido. Después de meditar largo tiempo, dedujo que su trivial existencia no estaba ligada a otros seres humanos, y tal vez por eso no sentía empatía hacia ellos ni experimentaba los mismos placeres que a cualquier humano exaltarían y transportarían al mundo de las risas o de las lágrimas.

La madre de Meursault había muerto y éste no cambió su semblante con la noticia, ni tampoco sintió dolor asfixiante cuando estaba en el funeral, ni sintió el vacío que deja un ser querido con su partida.

No, para Meursault, las sensaciones que experimentamos son simples y pueden ser explicadas por medio de las experiencias sensoriales que se nos presentan. Cuando meditaba esto, entró en la habitación su amigo, si se puede llamar así, Raymond, con una herida de cuchillo, debida a un enfrentamiento en la playa con un árabe y su compañero.

Al saber esto, Meursault tomó la pistola de Raymond, para que no fuera a cometer una locura, y salió a caminar. Mientras deambulaba, encontró por casualidad al árabe que había agredido a Raymond. Le disparó una vez, y lo mató. Posteriormente le dio otros cuatro balazos al cuerpo sin vida que yacía en el suelo.

En el libro El Extranjero, de Albert Camus, Premio Nobel de literatura en 1957, se introduce el concepto de existencialismo y falta de integración social del ser humano, lo que se refleja en sus emociones, acciones, responsabilidades y pensamientos.

La enciclopedia Wikipedia nos ofrece un análisis de la obra de Camus, y dice que “Meursault personifica la carencia de valores del hombre, degradado por el absurdo de su propio destino. Ni el matrimonio, ni la amistad, ni la superación personal, ni la muerte de una madre… nada tenía suficiente importancia, ya que la angustia existencial de este antihéroe inundaba todo su ser”.

También deambulo como un “lobo estepario” haciendo referencia a la obra de Hermann Hesse, con el mismo título, pues surge dentro mí el conflicto, igual que le sucedió a Harry Haller, en donde se mezclan las sensaciones de soledad, como un lobo, mientras que por otro lado quisiera relacionarme sin problema con la sociedad, para hacerme uno de ellos, de esos que vagan por la vida solamente con la preocupación del dinero y de subir de escalafón social, sin embargo no puedo y me domina la locura de mi mente, en donde no distingo lo real de lo irreal. Pero sí comprendo lo que me hace sentir vacío y lo que me hace sentir lleno y es precisamente en ser definido como inculto que quiere saber y no como un analfabeta funcional rico que presume que tiene poder y dinero.

En ocasiones, como dice mi Madre, uno se tiene que acomodar el mundo para que éste tenga sentido, de lo contrario podemos caer en la locura y nuestras acciones nos puede hacer merecedores del ostracismo o la ignominia.

Pero al último quisiera poder transformarme en un Siddhartha, igual como se describe en el libro, del mismo título, escrito también por Hermann Hesse, donde pueda aprender y centrar mi sabiduría en tres ejes, que son: pensar, esperar y ayunar. Sin embargo antes de poder dominar esa forma de pensamiento, requerimos saber lo que es lo bueno, lo justo, así como la sabiduría simbiótica con la vida, pero para ello se requiere conocer y caer en lo malo, lo injusto, en la banalidad y frivolidad de la vida; sin pasar por la tesis y la antítesis, nuestras definiciones y sobre todo concepciones de la vida estarán sesgadas, como sucede cuando solamente vemos una cara de la moneda.

Al final puedo decir que la literatura me ayudó a acercarme a mi lado inexperto de la escritura, para poder intentar expresar mi propio encuentro con la naturaleza y todo lo que esto conlleva. Además de compartir lo que mi último asesor literario, mi hermano, ha dicho en relación a este arte de las letras, en donde inexorablemente al escribir, dentro de la lucha de mi razón y emoción, me doy cuenta que la inspiración solamente aparece cuando existe una dosis de tristeza en mi mente, claro debe ser la cantidad adecuada para sacar lo mejor de mí y no llevarme al camino de la depresión y ansiedad, variables que acaban con la creatividad del escritor y solamente lo acercan al final de sus días, aunque no estén correlacionados con el final de vida física, pero al llegar ahí, uno se pregunta ¿si quiere seguir viviendo? Sin inspiración, sin motivación, sin sensación, sin cordura, sin locura, sin emoción, sin problemas, sin aciertos, sin errores; definitivamente no, porque de eso se trata la vida, de equivocarse e iterar para buscar el momento eureka y gracias a la literatura, y en mi caso también a la escritura, encuentro esos momentos de equivocación, itero y trato de salir en busca de mi triunfo, esperando tener paciencia, pensando y en algunas ocasiones ayunando, tal vez tratando de ser parte de la sociedad, aunque sea de forma virtual y huyendo de mi personalidad de lobo estepario.

 

Entre el dogma y el cuestionamiento…

Rodrigo Soto

Todavía recuerdo mi primer encuentro con la religión, en este caso la católica, caminando, por la calle de Jiménez del Campillo, muy temprano en domingo por las calles de Coatepec, Veracruz, de la mano de mi tía abuela y bisabuela rumbo a la iglesia para asistir a misa de las 8:00 am.

Aunque no tengo totalmente frescos los sermones de esas reuniones, sí recuerdo que eran agradables , pues el sacerdote ponía mucho esfuerzo en crear un ambiente de interés hacia todos los jóvenes que íbamos acompañados de nuestros familiares. La verdad tengo que confesar que nunca me desviví por acudir a la misa, pero reconozco que el tiempo se me pasaba volando en ese lugar, contrario a aquellas situaciones de aburrimiento que todos experimentamos en donde pareciera que el tiempo relativo de Einstein se hace presente y parece que las manecillas del reloj no avanzan.

En esa época tenía alrededor de 5 años y vivía con mi tía abuela Elodia (que de cariño le decíamos Yoyi) y mi bisabuela Ena, además de las siempre agradables visitas de mi abuelo materno, el doctor Abraham y mi abuela materna Ena, de quien siempre recuerdo en una silla de ruedas, pero siempre con un ánimo muy agradable, cariñosa y sonriente, además de estar lista para jugar conmigo y tener esa disposición para darme tiempo y escuchar lo que tenía yo que decir acerca de mi vida. Claro sin olvidar a mi tío abuelo, Félix, también doctor y que siempre tenía rutinas muy curiosas de hacer ejercicio y cuidarse en su alimentación, evitando las adicciones del cigarro y del alcohol; pero sin lugar a dudas recuerdo la figura de mi bisabuelo Félix, quien siempre parecía preocuparle algo y del que siempre podía contar con su brazo protector para defenderme de cualquier travesura que hubiese hecho.

Siempre extrañé a mis padres, Male y Raúl, pues sería yo un alienígena de no hacerlo, pero tal vez con tantas figuras amorosas a mi lado, logré comprender que mis padres necesitaban terminar su especialidad médica, en neurocirugía y endocrinología respectivamente, en la ciudad de México. Nunca me faltó nada y el cariño que se me daba se acercaba a la figura de esos niños consentidos que aunque hagan algo mal, siempre se les protege de más y como dicen: “se les echa a perder”.

La rutina de esa vida era sencilla, para mi tía abuela Yoyi, lo importante era comerse todo lo que se ponía en el plato, bajo la excusa de que había muchos niños pobres que ya quisieran poder como así de bien y era cierto, ambas cosas, pero sobre todo el sazón de la comida, que fue la mejor que probé en lo que llevo de vida. Por otro lado para mi bisabuela Ena, lo mejor era compartir en familia, conversar y socializar con nosotros, así como con amigos y vecinos, pues el pilar de sociedad era la convivencia pacífica y armoniosa para lograr continuar como especie, eso y estar atenta a sus tejidos, pues siempre fue fanática de realizar colchas, manteles, chalecos, fundas, entre muchas otras cosas, con una pericia que me parecía fantástica. Mientras que para mi abuelo Abraham, era necesario que yo leyera y jugara, por ello cada fin de semana me llevaba un libro y un juguete, casi siempre de los luchadores que no se mueven, pero están en posición de ataque, como es el caso del santo o blue demon; de los libros que me regaló tengo en mi memoria el de Las aventuras de Tom Sayer, Moby Dick, La isla del tesoro, entre muchos otros. De mi abuela Ena, como comenté, trataba de acompañarme en mi mente, cuando en ocasiones practicamos algún baile de mi escuela, recitar algún poema o cantar alguna canción. Para mi bisabuelo Félix, la tarea necesaria era estar alerta del rancho y del café, porque según él mucho sol lo quemaba, mucho agua lo ahogaba y si estaba nublado no crecía adecuadamente, seguramente esas preocupaciones lo sedujeron a tener como fiel compañero al cigarro, situación que años posteriores lo llevaron a descansar en el sueño de los justos para no despertar en este mundo.

Sin embargo la regla general que no podía ser evitada era la de rezar, particularmente a la hora de acostarse. Fue así que aprendí el Padre Nuestro, el Ave María y el Ángel Santo. Mi rutina era entonces terminar mi cena, lavarme los dientes, ponerme la pijama e hincarme para profesar mis rezos, tratando siempre de que Dios tuviera un poco de tiempo para mí y me escuchara, siempre pidiendo por la salud y protección de toda mi familia y amigos. Bueno y sin olvidar la mencionada misa de los domingos, la de los niños, era también dogma.

No puedo negar que ese tiempo que viví con esa parte de mi familia, quedó muy grabado en mi persona y en mi personalidad, siendo pilar clave en la forma en que percibo el mundo y en que me alimento todavía para lograr sacar fuerzas de la nada y competir en esta selva de asfalto donde parece ser que el hombre es el lobo del hombre. Sobre todo al recordar a mi bisabuela Ena, partiendo de una perspectiva espiritual, decirme que “yo estaba protegido y que nada malo me podía suceder”.

Continuando con este relato, mis padres terminaron su especialidad y volvieron por mí, situación que creó un nuevo cambio en mi persona y una especie de ansiedad porque ahora iba a dejar toda una vida atrás de convivir con mis abuelos, tíos abuelos y bisabuelos a la que estaba muy acostumbrado, pero al final se dio de similar forma en que a un niño se le quita un juguete para ofrecerle otro, pero siempre bajo la premisa que volveríamos a esa maravillosa casa de Coatepec con el fin de convivir nuevamente todos como la gran familia que somos.

Ciertamente convivimos de nuevo, por muchos años, pero nunca fue igual, pues debemos aceptar que la palabra “vida” lleva consigo impresa la palabra “cambio”. Nuestra experiencia de vida, analizando todo nuestro entorno, nos hace cambiar constantemente. De ahí el profundo pensamiento de Heráclito de Efeso, filósofo griego, que nos dice: “En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”. Era y no era el mismo, debido ahora a las nuevas influencias que mis padres y nuevos amigos habían ejercido en mí. Creo que el punto de inflexión puede encontrarse cuando mi Madre relata que en cierta ocasión le afirme: que la iglesia obligaba en Coatepec pero no en la ciudad de México.

Conservé la religión católica pero ciertamente hice algunas modificaciones, de acuerdo a mi criterio, con el fin de eliminar ciertos aspectos rígidos e impositivos siempre pensando en aquél ser omnipresente u ubicuo, que como padre amoroso no tiene que imponer castigos en relación a la cantidad de pecados veniales y mortales, así como eliminando las barreras de acercamiento hacia él, pues en ocasiones he escuchado sermones que dejan mucho que desear en su interpretación de la Biblia y por ende de los consejos prácticos que podemos aplicar en nuestra vida diaria. Justificaba lo anterior en miras a no tener que asistir obligatoriamente a escuchar misa, siempre expresando que mi amistad con el de arriba es tan estrecha que no requiero de intermediarios para platicar con él.

Derivado de lo anterior traté de borrar, en mi persona, el fanatismo ciego y no aceptar por hecho el dogma de fe, al permitir el diálogo moderado y racional que cualquier padre y madre tienen con su hijo y desde esa perspectiva creo que es lo justo, mientras no se tengan faltas de respeto. Sin embargo no podía, ni puedo, comprender que muchos individuos se enfrasquen, de forma fanática, en una batalla verbal temeraria, sin medir el riesgo que corren, tal vez de forma similar a lo que sucedió con César Borgia, hijo de Rodrigo Borgia (Papa Alejandro VI), cuando se lanzó solo al ataque en la batalla de Viana, perdiendo la vida, aunque claro está de forma bravía y sin miedo.

Tomando este punto en relación a la creencia ciega de Dios y aquellos que son más mesurados en su filiación religiosa, me gustaría abordarlo con el apoyo de información científica y para ello menciono el escrito en Scientific American Mind titulado: “Are we born religious?” cuyo autor es Vassilis Saroglou, y en donde se afirma correctamente que no todos son creyentes, así como también no todos mantienen su lealtad a un sistema de creencias, pues tan solo en la mitad de los norteamericanos adultos, han cambiado de religión al menos una vez durante su vida, muchos de ellos haciéndolo antes de los 24 años de edad. Esto refuerza mi idea de que muchas religiones deben evolucionar, eliminando su rigidez y abriendo paso a la diversidad y la creatividad para atraer a los jóvenes, en miras a que se conserven fieles cuando pase el tiempo, porque fueron comprendidos y no obligados, fueron incluidos y no excluidos, fueron escuchados y no sermoneados, fueron abrazados y no reprimidos, fueron iguales y no discriminados, entre muchas otras cosas.

Mucho se ha pensado que la religión se inculca en los primeros años de vida, como fue mi caso particular, y que esa es la diferencia entre un creyente, fanático o no, un ateo y un agnóstico. Sin embargo ahora diversos estudios señalan que ciertos tipos de personalidad están predispuestos a aterrizar en las diferentes formas en que se percibe o siente la religión, según Saraglou. Aunado a esto sabemos que los factores genéticos son responsables de más de la mitad, en la variedad de tipos de carácter que muestra cada uno de nosotros, tal vez entonces haciéndonos asiduos visitantes al templo religioso o ausentes en el mismo.

Según lo mencionado por Saraglou, en el 2010 se publicaron alrededor de 70 estudios con más de 21,000 participantes, en donde se encontró que los individuos religiosos se diferencian, de los que son poco religiosos y de los no creyentes, en dos dimensiones de la personalidad: responsabilidad y amabilidad. Tomados del modelo de los cinco grandes en psicología, que de acuerdo a Wikipedia son: factor O (Openness o apertura a nuevas experiencias), factor C (Conscientiousness o responsabilidad), factor E (Extraversión o extroversión), factor A (Agreeableness o amabilidad) y factor N (Neuroticism o inestabilidad emocional), los cinco forman el acrónimo mnemotécnico “OCEAN”.

Regresando a las investigaciones señaladas, los resultados arrojaron, en promedio, un 60% de los religiosos con los factores o modelos de personalidad de responsables y amables, contra un 40% de los no religiosos catalogados dentro de esas variables. Repitiéndose esta tendencia, según Saroglou, en hombres y mujeres, adultos y jóvenes de diferentes religiones. Desde esta perspectiva, la conclusión de Saroglou, es que la religión no hace a los individuos más amables y responsables, sino que estás características de personalidad son determinantes en el grado de religiosidad que un ser humano muestra.

Otro dato duro importante, que también nos ofrece Saroglou, es en relación al análisis hecho a las tendencias profesionales de interés de acuerdo a la Encuesta Social Europea, incluyendo a 25 países y más de 40,000 participantes, descubriendo que las personas religiosas tienen mayor oportunidad de terminar en actividades profesionales como educación, salud, servicios médicos y humanidades, mientras que los no creyentes son más propensos a trabajar como ingenieros, científicos y matemáticos.

Entrando en otro escrito para reforzar lo descrito en este, contamos con el de Sandra Upson titulado: “Healthy Skepticism” publicado en Scientific American MIND, donde se analizan los factores sociales y culturales de los religiosos o no para buscar responder a la pregunta de ¿quién está mejor los creyentes o los ateos?

Upson inicia su escrito comentando en relación a que es normal, dentro de ciertas sociedades, considerar a los no creyentes como inmorales, desconfiables, y en algunos casos, como sucede en nuestro país vecino de Estados Unidos, sin posibilidad de ser presidentes. Por otro lado se firma, de forma subjetiva, que los no creyentes son más propensos a la infelicidad y cuentan con problemas de salud, contrastando supuestamente con los creyentes quienes se afirma, también de forma subjetiva, que son más felices y saludables.

Sin embargo la misma investigadora Upson introduce cierto mecanismo de duda cuando nos pone a pensar que si esto fuera cierto, resulta curioso el gran número de personas que se encuentran inseguros de su fe o creencia, pues por ejemplo nos dice, que existen aproximadamente unos 500 a 700 millones de no creyentes en todo el mundo. Además de que dentro de los Estados Unidos, diferentes encuestas señalan que los no religiosos o creyentes han doblado su número en un 15% del total de la población.

A todo esto, el psiquiatra Harold Koening de la Universidad de Duke, nos dice que si bien es cierto que algunas encuestas colocan a los creyentes como más felices y saludables, para este investigador está claro que la religión no va a afectar la felicidad de una persona de forma sobrenatural. Sino que tiene que venir a través de aspectos psicológicos, sociológicos y biológicos. Aunado a todo esto, Sandra Upson, comenta que diversos estudios muestran que los efectos positivos en cuanto a la religión están fuertemente ligados al lugar donde la persona en cuestión vive.

En un estudio llevado a cabo por Lim y Robert D. Putnam de la Universidad de Harvard, en donde se contó con 3,000 norteamericanos con el fin de analizar el porqué la religión los hacía felices, se les preguntó entonces sobre su comportamiento religioso. Los resultados obtenidos señalaron que la felicidad de una persona religiosa no se encuentra en la cantidad de veces que pensaron, hablaron o sintieron la presencia de Dios, sino que sintieron mayor felicidad al acudir más veces al templo.

Ante estos resultados, tanto Lim como Robert, encontraron que un 28.2% de personas que asistieron a su congregación o templo se sintieron extremadamente satisfechas, comparadas con un 19.6% de individuos que nunca asistieron al servicio religioso. Tratando de comprender esa diferencia entre “bien” y “muy bien” en cuanto a la felicidad de cierto creyente y asistente a reuniones religiosas, los investigadores encontraron que los más felices eran aquellos que tenían un mayor número de amigos en su congregación religiosa y que creían que la religión era muy importante. Pues por otro lado las personas que van a los servicios religiosos de forma asidua, pero no cuenta con amigos en la misma, se encuentran más infelices que aquellos que nunca asisten al templo.

Aquí la importancia radica en la cantidad de amigos y compañeros con quienes se comparte algo y se traduce en felicidad. Es decir, tanto para creyentes o no creyentes la felicidad radica en encontrar personas afines a uno para compartir socialmente una actividad. Las conclusiones de Upson al respecto es que al encontrar comunidades y grupos que se alinean a nuestras creencias, pueden entonces incrementar nuestra satisfacción de la vida. Otra conclusión de la editora de Scientific American es que un pronóstico confiable de la religiosidad de una persona está determinado por la condición social en donde esta se desempeña y vive.

Esto último debido a que otros estudios, uno por parte del psicólogo Ed Diener de la Universidad de Illinois y otro elaborado por Gallup, señalan que las personas que dijeron que la religión era muy importante en sus vidas, dentro de los Estados Unidos, eran individuos que vivían en situaciones precarias y difíciles, por ejemplo el 44% de los habitantes de Vermont dijo que la religión era muy importante, contra un 88% de los de Mississippi. Trasladando esto al mundo, tenemos que por ejemplo solamente el 16% de los habitantes de Suecia dijo que la religión era muy importante en sus vidas, comparados con el 99% de los habitantes de Bangladesh, Egipto, Sri Lanka, y Somalia asintiendo de forma similar. Creo que sobra mencionar cuales países son más ricos que otros, lo mismo para el caso de Norteamérica.

Para ir cerrando el tema, quiero tomar uno de los últimos ejemplos de Sandra Upson, siendo el caso de Dinamarca y Suecia, quienes tienen la más baja asistencia a las iglesias en el mundo y cuando se les pregunta si creen en Dios, la gran mayoría dice que no, sin embargo curiosamente e increíblemente la mayoría de los daneses y suecos bautizan a sus hijos, se casan por la iglesia y pagan los impuestos correspondientes a la misma.

Desde mi humilde opinión y perspectiva me gustaría argumentar que la religión no debe ser vista expuesta e impuesta de forma rígida, sino que debe abrirse a la modernidad del mercado, sobre todo para no quedarse obsoleta ante la gran transformación de ideas y cuestionamientos que presentan los jóvenes en la actualidad. Además de que debemos aceptar a las demás religiones y no pensar que únicamente a través de una vamos a tener la salvación.

Pensando en voz alta, considero que por el hecho de no asistir a la iglesia, no soy peor que otro individuo que asiste todos los días o todos los domingos. Además conozco a muchas personas que se jactan de ser muy religiosos y asistir en demasía a la iglesia, pero pecan al por mayor. En este tenor es claro que cada quien puede profesar su creencia de la forma en que le plazca y en mi caso en particular, he considerado a ciertos promotores de la fe como faltos de experiencia en sus sermones, por lo que he decidido hablar con ese Dios de forma personal y directa y no a través de intermediarios sin sapiencia necesaria.

Sin embargo desde una perspectiva científica no estoy seguro de que existe Dios, ojalá que sí existiera pues la vida sería más fácil. Lo que sí creo es que existe una fuerza que gobierna y rige el cosmos, del que somos parte, manteniendo una lucha constante entre el caos y el orden. Somos en resumidas cuentas sistemas complejos que emergemos y perecemos, teniendo un breve espacio de existencia en el que en nuestro encuentro con la naturaleza reímos y sufrimos. Fuimos polvo de estrellas, como dijo Carl Sagan, y al final volveremos a serlo.

 

Desigualdad: ¿Interdependencia o Dependencia?

Cinthya Araiza

La riqueza de los tres hombres más ricos del mundo es mayor que el PIB combinado  de todos los países menos desarrollados y sus 600 millones de personas (Held, 2003).

La globalización, responsable de nuevos retos y oportunidades para la humanidad. Para muchos un mal social, para otros una oportunidad de progreso. Es verdad que este fenómeno global, es responsable de que el comercio mundial hoy por hoy, se haya multiplicado por 5 desde 1980. Sin embargo, los costes de esta se traducen meramente en una dicotomía de modelos de bases económicas: el modelo de la interdependencia, modelo neoliberal que privilegia las relaciones de cooperación y la ideología de comunidad de intereses, que ignora completamente la dimensión conflictiva de las relaciones internacionales y las profundísimas diferencias económicas, sociales y culturales; el segundo modelo, es el de la dependencia, basado meramente en el análisis marxista, que sobre la base de las desigualdades y dependencias económicas de carácter conflictivo, establece como prioridad el cambio socio-económico del mismo sistema internacional. Dentro de esta perspectiva marxista, imperan los fenómenos de desigualdad social, subdesarrollo y dependencia que caracterizan el actual sistema internacional. Continue reading Desigualdad: ¿Interdependencia o Dependencia?

Confieso estar indignado…

Rodrigo Soto

En varias ocasiones, en que estoy sentado en un restaurante esperando degustar algo de comida o refrescar mi sentido del gusto con alguna bebida, me gusta observar algo de la coreografía social del medio en donde me encuentro y dentro de esos breves, pero profundos pensamientos, me cuestiono en relación a la que Balzac en su momento llamó “La Comedia Humana”, en el sentido de que usamos ciertas máscaras para movernos en el complejo marco social al que pertenezcamos.

Con lo anterior me refiero a que curiosamente los seres humanos hemos creado una división de actividades y por ende de trabajo, en donde se supone que se premia a cada quien por sus aptitudes y desempeño, tratando de ofrecer igualdad de oportunidades a cada uno de nosotros. Situación que en la realidad no se cumple, pues me resulta claro que dentro de un simple restaurante se pueden observar las diferentes clases sociales que tenemos y la gran diferencia marcada entre unos seres humanos y otros. Unos sirven a otros, unos consumen mucho y desperdician, jactándose de ello, gracias a su poder adquisitivo y otros esperan dar su mejor desempeño con prontitud para recibir, aparte de su sueldo, alguna gratificación por el servicio ofrecido, otros cocinan, otros cobran, otros limpian los baños y ofrecen una toalla seca para secarnos las manos y de reojo nos señalan que existe un recipiente para colocar algunas monedas o si tienen suerte algún billete que mejore su día, mientras que sucede todo esto, no es raro que al salir veamos a personajes de muy escasos recursos que nos ofrecen una cara sombría y melancólica, tratando de que nos apiademos y por ende demos algunas monedas o de perdido tengan acceso a las sobras de lo que no consumimos dentro.

En varias partes del mundo, al igual que en nuestro país, la igualdad de oportunidades es un mito, solamente es un eslogan publicitario que busca atraer votos en cada momento que existen elecciones. Por otro lado la iniciativa privada no sale exenta, pues en mi particular percepción, en ocasiones ofrece empleo en forma de nepotismo o para saldar algún favor en relación de amistad o simplemente con el objetivo de “eficientar” procesos y maximizar la utilidad de los dueños, se despide gente a diestra y siniestra, sin tomar en cuenta lo importante que es el capital humano y lo que daña la mala reputación empresarial de boca en boca.

Dentro de este tenor, me declaro no creyente de los procesos de selección de personal en los filtros de recursos humanos, pues no siempre un pedazo de papel es un reflejo exacto de las capacidades y aptitudes del individuo que lo presenta, sino que simplemente puede ser una farsa muy bien elaborada, bajo la bandera de la inteligencia maquiavélica, con tal de conseguir el ansiado puesto, situación que se ve al descubierto solamente cuando “en pie de guerra” de negocios se observan las carencias del empleado en cuestión. Resulta indignante ver cómo un compañero de trabajo no tiene los conocimientos, ni las habilidades, ni aptitudes para desempeñarse correctamente en su trabajo y aunado a ello recibe un sueldo alto o superior a nosotros. De ahí que considere que el tener un alto puesto, no es necesariamente la viva imagen de inteligencia, pues muchos de los de abajo nos sabemos mejores que muchos de los de arriba.

Siguiendo en el tema central del escrito que como el título señala es declararme indignado, comparto ese sentimiento de impotencia y enfado hacia la desigualdad que se vive, no solamente en mi país, sino en todo el mundo. Pero para nosotros, lo más importante es partir de lo general hacia lo particular y llegar al caso de México. Ahora leamos el porqué de la indignación que siento.

Iniciemos con el ejemplo, de que a nivel global, la información del Human Development Report de la ONU, nos dice que el 20% de los más ricos tienen 3/4 partes del ingreso mundial y el 40% de la población que vive con menos de 2 dólares al día tienen el 5% del ingreso global. Al igual tenemos que según datos de la directora ejecutiva del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala, se tienen 1,200 millones de personas viviendo con menos de 1.25 dólares al día. A esta cantidad le tenemos que agregar, como lo dice Okonjo-Iweala, que existen 900 millones personas que se van a dormir con hambre. Siguiendo este tenor, dentro de la revista Foreign Policy se señala que debido a la pobreza, así como a la falta de las instalaciones básicas de salud para prevenir las enfermedades, un niño muere cada 4 segundos en alguna parte del mundo.

También sabemos que México y Chile son los dos países con mayor grado de desigualdad, de acuerdo a un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Buscando más información al respecto, contamos con un video, también de la OCDE, titulado: “Record inequality between rich and poor”, en donde se habla de que el ingreso de los más ricos ha ido en incremento, comparado con el ingreso de los más pobres, sobre todo en los países: Australia, Finlandia, Dinamarca, Inglaterra, Estados Unidos y México. Solamente en países como España, Francia y Portugal, la diferencia entre el ingreso de ricos y pobres se ha mantenido igual. Partiendo de todo esto, el ingreso promedio de los más ricos, dentro de la OCDE, comparado con el ingreso de los más pobres es 9 a 1. Analizando esa razón, dentro del video, se tiene que es de 6 a 1 en Noruega y Dinamarca; 10 a 1 en Japón, Italia, Corea del Sur e Inglaterra; 14 a 1 en Turquía, Israel y los Estados Unidos; pero lo increíble es que es 27 a 1 en México y Chile.

La desigualdad se puede medir con el coeficiente de Gini, que de acuerdo a Wikipedia: “El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno)”. Además, dice de igual forma Wikipedia: “El índice de Gini es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje, y es igual al coeficiente de Gini multiplicado por 100”.

De acuerdo con información de la OCDE, del 15 de abril de 2011, tenemos que textualmente nos ofrecen lo siguiente: “Chile tiene el coeficiente Gini más alto entre los países de la OCDE, que es de 0.5, lo que significa la desigualdad más alta. En segundo lugar está México con un coeficiente de Gini de 0.48. Mientras la desigualdad creció en México desde mediados de los 80s hasta finales del 2000, Chile la ha reducido considerablemente. La República Checa, Suecia y Finlandia son los países de la OCDE en que más aumentó la desigualdad durante esta época. Sin embargo todavía pertenecen a los países con más igualdad en cuanto a la distribución del ingreso”.

“Aunque la pobreza relativa también disminuyó en Chile, todavía es muy alta. Sólo en Israel y México es mayor. Aproximadamente una de cada 5 personas es pobre en México y Chile, mientras el promedio de la OCDE es una de cada 10. Además el 38% de los chilenos reporta que le es difícil vivir de sus ingresos actuales, un porcentaje muy por encima de la media de la OCDE de 24%. Relacionado con la alta tasa de pobreza y la distribución inequitativa del ingreso es el nivel de confianza en las demás personas; el 87% de los chilenos y el 74% de los mexicanos sospechan de la gente. Con estas cifras ambos países se encuentran significativamente por arriba del promedio de la OCDE de 41%”.

En otro dato importante, en el artículo titulado: “OCDE: los ricos ganan en México 26 veces más que los pobres” publicado en Proceso y escrito por Carlos Acosta Córdova, se menciona que “en últimos 25 años, los ingresos de los hogares crecieron así: 1.7% para el 10% de los mexicanos más ricos, contra sólo un 0.8% para el 10% más pobre”.

Aunado a esto debemos recordar que contamos con información del artículo de Gerardo Esquivel, titulado: “Pobreza y trivialidades”, publicado en la revista Nexos de septiembre de 2011, donde se nos ofrece la cifra de que de 2006 a 2010 los pobres en el país aumentaron de 45.5 millones a 57.7 millones, es decir un incremento de 12.2 millones de personas. Además de que el número de pobres extremos crecieron de 14.7 millones a 21.2 millones, en el mismo período, lo que equivale a un aumento de 6.5 millones.

Al leer lo anterior, muchos estudiosos y líderes tanto empresariales como de gobierno, se avocan a la tarea de establecer grandes proyectos que puedan abatir la desigualdad, crear oportunidades para todos y finalizar con la indignación del pueblo, pero al final del día la solución puede estar en la esquina de nuestra cuadra o incluso afuera de nuestra oficina, que puede ser mi caso, ya que al ayudar al prójimo es contribuir con un pequeño grano de arena, pero se incide de forma directa en ayuda a cierta persona. A veces la ayuda más pequeña puede tener el impacto más fuerte, como si fuese un efecto mariposa, aunque siempre enseñando a pescar y no solamente dando el pescado. A lo mejor si cada mexicano nos diéramos a la tarea de ayudar a alguien, enseñándole a pescar, tendríamos un país con mayores oportunidades, además de promover el emprendedurismo para la creación de empresas y empleo bajo la bandera del conocimiento científico y tecnológico.

Al final tal vez sería bueno recordar lo que dijo el gran poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón en su poema Asonancias: “…nadie tendrá derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto” y esperar que el final de este poema se haga realidad, por lo menos en México, pues dice: “Y la equidad se sentará en el trono de que huya el egoísmo, y a la ley del embudo, que hoy impera, sucederá la ley del equilibrio”. Ojalá que así sea…

 

Por cada peso que gano, alguien deja de ganarlo…

Rodrigo Soto

Todavía puedo verme sentado en ese pupitre, hasta el final del salón, incluso haciendo memoria de los compañeros que se sentaban a un lado mío, todos utilizando el uniforme de la escuela que me vio crecer y desarrollarme, tanto física como mentalmente, desde la primaria hasta la preparatoria.

Lo anterior me resulta interesante, pues veo que al introducirme en mi cerebro para buscar cierta información, siempre surgen recuerdos que están muy bien colocados y fijados en las conexiones neuronales. Cada uno de ellos en diferentes áreas del conocimiento.

Para este escrito recuerdo en cierta ocasión, que dentro de la clase que teníamos de economía en la preparatoria “Las Hayas”, que se ubica entre la carretera de Xalapa y Coatepec, dentro del estado de Veracruz, el profesor Tomás Berlín nos explicaba las diferentes teorías económicas dentro del planeta.

En esa clase en particular, me llamó la atención de lo que explicaba de John Maynard Keynes, en donde se decía que si pudiéramos tomar todo el dinero que hay en el mundo y repartirlo equitativamente entre las diferentes personas que lo habitamos, con el fin de tener igualdad entre todas las personas, de todas formas se volverían a crear las diferentes clases sociales. Simplemente porque, por ejemplo, una persona gastaría el dinero y se quedaría pobre, otra lo dejaría estático guardado dentro del colchón y se mantendría constante, mientras que otro lo invertiría y obtendría un rendimiento por el mismo, haciéndose éste último más rico que los otros dos.

El resultado, a simple vista, si solamente tuviéramos esas tres personas y esos tres escenarios de acción con el dinero, sería entonces una persona pobre, una persona de clase media y otra de clase rica. Esta situación me causó revuelo, porque aparentemente no se podía eliminar la pobreza tan fácil, ni siquiera si dividíamos el dinero en partes iguales. Se requiere entonces hacer algo más que simplemente dejarle el dinero a las personas, tal vez educarlas en el manejo financiero, pero aquí caemos en dicotomías bancarias de que esas instituciones realmente funcionen como asesores financieros en beneficio del cliente y no solamente en beneficio de la misma institución.

Para explicar de forma, aparentemente sencilla y simple, sería desde mi punto de vista la siguiente: “por cada peso que tú ganas, otra persona no gana ese peso”. No existe dinero infinito, sino recursos escasos que se deben maximizar, en donde si una persona recibe cierta percepción, otra no gana la misma, creando cierta competitividad de acuerdo a las capacidades de cada individuo.

Valga esta pequeña introducción para dar inicio al tema central de este escrito que es la pobreza y para ello me voy a permitir ofrecer unos datos, para ubicarnos en el contexto adecuado. De acuerdo a la nota de CNN, titulada: “La crisis alimentaria ha sumido a 44 millones en la pobreza extrema”, publicada el 12 de mayo del 2011, se remarca que ha aumentado la pobreza extrema debido al alza de los alimentos y según datos de la directora ejecutiva del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala, se tienen 1,200 millones de personas viviendo con menos de 1.25 dólares al día. A esta cantidad le tenemos que agregar, como lo dice Okonjo-Iweala, que tenemos 900 millones personas que se van a dormir con hambre.

Expandiendo un poco este tema del hambre, otros datos que me parecen muy interesantes para transcribir, son los referentes a un video del Banco Mundial, en donde se habla en relación a los 900 millones de personas se van a dormir con hambre, casi 1 persona de cada 7, mismas que como dijimos anteriormente viven con alrededor de 1.25 dólares al día y gastan aproximadamente 85 centavos en alimentar a su familia, sumando a eso los exorbitantes precios de los alimentos, que suben casi a diario. Además de que a cada minuto 170 personas se vuelven pobres.

El video continúa su curso y nos explica que si una persona es pobre, es muy probable que se encuentre desnutrido, enfermo, muy débil para trabajar y para ir a la escuela por el hambre que padece. Lo impresionante, que también nos dice ese video, es que si alguno de estos pobres sobrevive, es muy probable que siga siendo pobre, sobre todo si es una mujer o un niño.

El Banco Mundial sigue analizando los factores en el mismo video, para decirnos que aunado a esto existen ineficientes producciones de alimentos que si le agregamos los cambios climáticos recientes, nos da una pobre cosecha para llevarla al plato mundial de los hambrientos, que promueve la escasez, los mercados cerrados al comercio y da como resultado alimentos con alto precio y obviamente más pobres con hambre.

Una solución para el Banco Mundial es invertir en una mejor producción agrícola, apoyar a los pequeños agricultores, además de crear una red de comercio y producción entre ellos, proteger a los pobres y ayudar a los hambrientos para así evitar que tengan hambre y se encuentren enfermos y desnutridos. Parece fácil, pero es una tarea que requiere mucha cooperación y coordinación global.

Siguiendo este tenor y pasando al caso de México, contamos con información del artículo de Gerardo Esquivel, titulado: “Pobreza y trivialidades”, publicado en la revista Nexos de septiembre de 2011, donde se nos ofrece la cifra de que de 2006 a 2010 los pobres en el país aumentaron de 45.5 millones a 57.7 millones, es decir un incremento de 12.2 millones de personas. Además de que el número de pobres extremos crecieron de 14.7 millones a 21.2 millones, en el mismo período, lo que equivale a un aumento de 6.5 millones.

Los números anteriores muestran su frialdad y en mi caso particular, me causan asombro y desilusión. Quien tenga un poco de conciencia se sentirá preocupado porque existen otros seres humanos que no tienen las mismas oportunidades, muchas o pocas, que nosotros tenemos en la actualidad, como es el caso de poder escribir este artículo.

En la actualidad, hemos visto que un sistema totalmente capitalista o socialista, no funciona de forma perfecta, muchas veces debido a malos manejos de los seres humanos que operan determinado modelo económico, sobre todo si hablamos de la reciente crisis mundial que fue gracias a la avaricia de banqueros, que no tienen saciedad para sus necesidades de dinero, sin importarles afectar a otros.

Muchos atribuyen el problema de la pobreza a la reciente crisis económica mundial, a la corrupción del país, a la falta de oportunidades para conseguir un trabajo digno, a la falta de incentivos fiscales para la instauración de empresas, a la falta de mano de obra calificada y especializada, desigualdad en el ingreso, entre muchas otras.

Resulta muy complejo al querer dar una solución simple al problema de la pobreza, pero lo que sí podemos hacer es tratar de mitigarla. Pues cuando he caminado por alguna calle o manejando por la ciudad siempre me pregunto si esa persona o aquella otra tendría una vida mejor, o incluso yo mismo, si hubiera estudiado aún más. Puede ser que sí, puede ser que la diferencia entre un individuo y otro radique en la cantidad de libros que cada quien haya leído, absorbiendo conocimiento de cada uno de ellos. Sin embargo, también quiero puntualizar que aquella persona que tiene dinero no es necesariamente inteligente; lo que sí puede ser, es que la persona leída tiene mayores oportunidades de tener mejor posición económica que aquella que no le gusta leer, aunque existe excepciones a la regla y no todo está escrito en piedra, pero siguiendo este razonamiento podemos decir que una variable clave, a prestar atención, para tratar de disminuir la pobreza sería la educación.

Sin embargo, imaginemos a aquellos individuos que tienen carencia para alimentarse. Sería muy complejo decirles que tienen que estudiar para salir de su pobreza y así poder comer algo, pues su principal prioridad no es el alimento de la mente, sino el alimento nutricional básico para que siga funcionando el cuerpo. Aquí es necesario garantizarles la alimentación a los más pobres, para que sus hijos y ellos puedan acceder al conocimiento y puedan cultivar su mente al proveerles el sustento básico.

Tal vez la misma pobreza, así como el ímpetu desmedido por adquirir recursos sea otra de las causas del narcotráfico en el país. Dentro de un esquema que para el ciudadano no ofrece oportunidades reales de supervivencia, éste se tiene que aferrar a la vida y buscar recursos de cualquier forma, no es una justificación sino solamente un análisis de una posible causa. Es importante permitir la creación de empresas, bajo un modelo emprendedor, que haga que cada vez más jóvenes puedan incursionar como empresarios para generar fuentes de empleo y no solamente emplearse en la tradicional cadena productiva. A su vez es importante ofrecer una especie de microcréditos al estilo del profesor Yunus de Bangladesh para crear microempresas productivas, que les permitan a los que menos tienen pagar poco, autoemplearse y así salir de la pobreza.

También creo que debemos de olvidarnos de tachar a las economías como capitalistas o socialistas, pues al observar al gobierno de Estados Unidos rescatar a sus bancos y a empresas ante la crisis mundial, así como ver a China comerciando con todo el mundo e inundando de sus productos en todos los mercados, nos queda claro que no utilizan solamente un modelo económico y lo mismo debemos adoptar en México, es decir, trabajar para una economía mixta con diferentes aristas. Además de que la mano de obra del país debe ser calificada y especializada, pues nos resulta imposible competir con China en una siempre manufactura de productos, ya simplemente por cantidad de habitantes, aparte de sus bajos precios, nos derrotan con facilidad. Caso contrario, sucedería, si especializamos los productos mexicanos para diseñarlos en México, producirlos en México, fabricarlos en México, etcétera. La creatividad del mexicano no está solamente en cuestiones de estereotipos de flojos, como nos catalogaron recientemente en el programa inglés de “Top Gear”, sino que podemos competir directamente con cualquiera, tenemos la misma herramienta que otros: el cerebro. Falta ponerlo a trabajar.

Es hora de dejar de sentirnos conquistados, pues considero que ese sentimiento nos hace catalogarnos como un pueblo inferior. Es mejor vernos como cuna de la civilización de Mesoamérica con la cultura de los Olmecas y por otro lado alabar la inteligencia de los Mayas. Todo esto, sumado con la rica mezcla de ingredientes genéticos de muchas generaciones, debe ser motivo de orgullo y no una losa pesada que debemos cargar y que nos haga derrotarnos antes de ni siquiera ver el campo de batalla. Existe mucha gente valiosa en el país.

De igual manera resulta imperativo lograr que no exista demasiada diferencia en los salarios entre obrero y patrón, tomando el ejemplo de países europeos en donde se premia al trabajador, remunerándolo por su esfuerzo de forma equitativa por el mismo. Es importante que los jefes reconozcan que no se encuentran en una torre de marfil inalcanzable, sino que deben estar atentos de las necesidades de sus trabajadores y aunque se sientan una especie de reyes o reinas en el tablero de ajedrez, recordemos que el peón es parte de la guardia protectora del rey o de la reina y que esa insignificante pieza, el peón, también puede hacer un jaque mate o entregar a su rey o reina al bando contrario en una movimiento desesperado de auxilio, similar a lo que hemos visto en las caídas de los dictadores recientes, como es el caso de Muamar el Gadafi.

Es así que los movimientos en contra de los centros financieros mundiales y también en contra de las políticas financieras de los gobiernos de diferentes países, nos dan a pensar que la población se siente lesionada por la falta de empleo y oportunidades, como ejemplo de esto el artículo en The Economist titulado “Rage against the machine” nos dice que la gente tiene razón en estar molesta, pero también nos debe preocupar hacia donde nos puede llevar el populismo político en este sentido, ya que cuando la pobreza sube de nivel y empieza a ser endémica en la clase media, es cuando la economía puede paralizarse, pues es esta clase media la que muchas veces cuenta con el peso específico mayor en el soporte de la pirámide económica. Los números no mienten, pues según datos de ese escrito, en los Estados Unidos el 17.1% de los ciudadanos menores de 25 años están sin empleo, comparado con un 20.9% de los ciudadanos menores de 25 años de la Unión Europea, destacando el caso de España con un 46.2% de desempleo para los jóvenes.

Estos manifestantes, en resumidas cuentas como lo dice el artículo en esa prestigiosa revista inglesa, piensan que el modelo de libre mercado ha generado solamente burbujas de activos, alimentados por deuda y que solamente ha dado ganancias a una elite financiera, dejando fuera a la mayoría de la población y por ende el eslogan: “el 1% de la población ha obtenido ganancias a expensas del trabajo del 99% restante”.

Este análisis breve y somero pareciera darnos esperanza en que se puede abatir esa inequidad indestructible, pero siempre ronda en mi mente las palabras de mi maestro a analizar a Keynes, en donde aunque lográramos buscar la equidad e igualdad económica, no se podría porque el mercado tendería a reordenarse creando de nueva cuenta las clases sociales. Pero bueno, vale la pena intentarlo, preguntémonos, entonces, ¿no sería mejor librar una guerra en contra de la pobreza? en lugar de la que tenemos en contra del narcotráfico.

Tomando en consideración el título del escrito, para finalizar, así como analizando en que vivimos en un modelo económico que busca administrar la escasez, la pregunta a responder es si verdaderamente estamos dispuestos a dejar de ganar un peso, para que otra persona lo gane y exista ese mundo utópico que sea una afrenta pública en contra de ese modelo de Keynes, según mis recuerdos de bachillerato escolar, y tratar de destruir lo que pareciera ser una inequidad indestructible, como lo es la pobreza.

Soy honesto y muestro empatía y por eso voy a perder…

Rodrigo Soto

Muchos de nosotros hemos escuchado o leído la famosa frase de Aristóteles que reza: “el hombre es un animal político” y tal parece que esto se cumple cuando vemos el tiempo aire que toman los noticieros televisivos, al igual que las páginas que les destinan los medios impresos para tratar asuntos de esa índole. Incluso los temas políticos sobrepasan otros temas de mayor importancia como son los relativos al conocimiento científico y tecnológico.

Pero no sólo eso, sino que la política se encuentra inmersa en nuestra actividad diaria, pues en cada una de las tareas que realizamos incorporamos algo de política para conseguir el objetivo deseado, ya sea de forma personal o profesional. Continue reading Soy honesto y muestro empatía y por eso voy a perder…

En mi forma de comer reflejo mi evolución alimenticia…

Rodrigo Soto

En nuestro andar evolutivo y bajo la premisa de garantizar nuestra supervivencia, elaboramos una estrategia alimenticia que nos abriera el paso para crear ventajas sobre otros homínidos para crear la ilusión de que somos la especie dominante en el planeta. Es decir, ligamos la supervivencia y adaptabilidad humana a la naturaleza a diversos factores, entre los cuales tenemos la cantidad de alimento que ingerimos, la dieta que escogimos y la transformación del medio ambiente particularmente con la conquista de las semillas, a través del surgimiento de la agricultura. Continue reading En mi forma de comer reflejo mi evolución alimenticia…

Tweet, ergo sum…

Rodrigo Soto

Nos encontrábamos dominados por Leviatán de Tomás Hobbes y por el Big Brother de George Orwell, habituados a ser simples espectadores ante el mar de información que se nos presentaba y se nos hacía creer que era la verdad absoluta,  estábamos sumidos en un profundo sueño y acostumbrados a una realidad alterna producto del letargo social al que debíamos abrazar y aceptar como parte de un “ceteris paribus” social.

Sin embargo de pronto decidimos salirnos de ese esquema de comunicación y sumarnos a la expresión libre de una red, que de forma aparentemente democrática, me permite seguir y ser seguido, formar grupos sociales de amigos y enterarme de sus vivencias y experiencias, así como opinar en relación a lo que me parece correcto, incorrecto, prudente, imprudente, desahogarme, reprimirme y fluir en un espacio que me hace sentir un medio masivo de comunicación.

Al parecer, las redes sociales, vinieron a cubrir una necesidad implícita en el ser humano de comunicarse y gracias a ellas se han creado nuevas torres de babel en diferentes nichos sociales de mercado, que permiten a grupos de individuos sumarse a causas que pretenden, con sus demandas sociales, realmente marcar un cambio en la sociedad con el fin aparente de mejorar las relaciones humanas, en algunos casos. Los activistas, entre otros, han logrado expresarse libremente y ser leídos y escuchados por decenas, cientos, miles y tal vez millones de seres humanos.

Después de la filosofía social anterior, resulta importante dirigirse a analizar el mercado de las redes sociales y su influencia en nuestra vida diaria. Para ello quiero referirme a los datos presentados por digitalsurgeons y obtenido gracias a información y análisis de Barracuda Networks survey así como por Razorfish.

En su estudio realizado en 2010, titulado Facebook versus Twitter, donde se nos muestras los datos de ambos sitios de internet, contamos con lo siguiente:

El mercado de Facebook es de 500 millones de usuarios, con un 88% de usuarios conscientes del sitio.

El mercado de twitter es de 106 millones de usuarios, con un 87% de usuarios conscientes del sitio.

41% de los usuarios de Facebook se conectan diariamente.

27% de los usuarios de twitter se conectan diariamente.

70% de los usuarios de Facebook están localizados fuera de los Estados Unidos.

60% de los usuarios de twitter están localizados fuera de los Estados Unidos.

12% de los usuarios de Facebook actualizan su perfil diario.

52% de los usuarios de twitter actualizan su perfil diario.

40% de los usuarios de Facebook siguen a una marca.

25% de los usuarios de twitter siguen a una marca.

51% de los que siguen a una marca en Facebook la van a adquirir.

67% de los que siguen a una marca en twitter la van a adquirir.

30% de los usuarios de Facebook entran por medio de un dispositivo móvil.

37% de los usuarios de twitter entran por medio de un dispositivo móvil.

La educación con mayor porcentaje para los usuarios de Facebook es otra con 29% e “In College” (estudiando en la universidad) con 28%, mientras que para twitter es “In College” (estudiando en la universidad) con 48%, seguida de “College grad” (graduado universitario) con 28%.

En cuanto al ingreso tenemos que el mayor porcentaje para los usuarios de Facebook es de 26,000 a 50,000 dólares anuales con 34% y para el caso de twitter 26,000 a 50,000 dólares anuales con 33%.

Ahora entrando un poco a la parte de las tendencias globales de 2010, mostraremos aquello más seguido en twitter, en lista de importancia, fueron:

  1. El derrame petrolero en el Golfo.
  2. El Mundial de Fútbol 2010
  3. La película Inception.
  4. El terremoto en Haiti.
  5. Las Vuvuzelas.
  6. El iPad de Apple.
  7. El sistema Android de Google.
  8. Justin Bieber.
  9. Harry Potter & the Deadly Hallows.
  10. Pulpo Paul.

Después de ver los datos anteriores y al definir y acotar el mercado que ambas redes sociales tienen, veamos las diferencias abismales entre ambos productos, pues recientemente el mercado ha valuado a Facebook en 50 mil millones de dólares, de acuerdo a New York Times, mientras que twitter es valuado en 4 mil millones de dólares, de acuerdo a Washington Post, según datos recientes de 2010.

Pero la cuestión radica en determinar si efectivamente las redes sociales pueden aportar algo al mercado y que al crear nuevas torres de babel no se cree solamente confusión y no sean verdaderos espacios activistas que puedan ofrecer soluciones claras, precisas, medibles y reproducibles, pues de lo contrario solamente nos inundaremos de datos que no son relevantes y estaremos entonces sobre informados, para posteriormente derivar en la desinformación.

De ahí que un punto clave para los inversionistas y empresarios es aprovechar los datos estadísticos en relación a que el 51% de las personas que siguen a una marca en Facebook la van a comprar, contra un 67% de los que siguen una marca en twitter la van a comprar. Tal vez esa sería buena apuesta, pues proveería información medible sobre el seguir a determinada marca y la relación que exista en la compra de la misma. Además de que esas marcas deben enfocarse a los nichos económicos derivados del perfil de ambos sitios de sus usuarios, que son aquellos que ganan entre 26,000 a 50,000 dólares anuales, pues son los más altos con mayor porcentaje con un 34% para Facebook y un 33% para twitter.

En otro tema, como lo vimos al inicio de este escrito, las redes sociales se han convertido en espacios públicos de expresión, que les han permitido a muchos usuarios darse a notar con sus brillantes comentarios y obtener a un cúmulo de seguidores y amigos que están pendientes de sus acciones, siendo en ocasiones los actores, actrices y cantantes los más beneficiados.

Además que las audiencias se han ampliado y la velocidad de transmisión del mensaje también, al igual que la frescura del mismo es novedad. Pues existen muchos usuarios que tienen información de primera mano sobre las situaciones de inseguridad, por ejemplo en el Estado de Nuevo León, que muchas veces la misma autoridad y por supuesto antes que los medios tradicionales de comunicación como son la televisión y los periódicos.

También se tiende a considerar que la autenticidad del mensaje en las redes sociales es superior a lo ofrecido por los medios masivos de comunicación tradicionales, pues al ser espacios libres, no están sujetos a las disposiciones de ciertos grupos de empresarios y estrategias políticas. Sin embargo, aquí hay que realizar un análisis más profundo, debido a que las redes sociales muchas veces se han convertido en fuentes de desinformación debido a la premura que tienen los usuarios por enviar información, por ello que se debe hacer un filtrado importante antes de confiar al 100% en datos del twitter, así como observar el comportamiento del usuario de la cuenta en cuestión, porque muchas veces son personajes falsos o los tradicionales troles de internet, que se esconden tras una pantalla y teclado para agredir a otros usuarios, lectores, con el fin de crear confusión y controversia.

Por otro lado no hace falta mencionar que en nuestra vida diaria nos regimos por códigos, que se encuentran implícitos o explícitos, y esos códigos son los que permiten que los sistemas se mantengan en equilibrio. Por ejemplo, el código computacional permite que la computadora funcione correctamente y entienda la información de entrada que le doy por medio del teclado, de igual forma los semáforos en la calle nos dicen si avanzar o no, también la economía se rige por códigos económicos que se mueven dentro de las leyes de oferta y demanda y las acciones de alza y baja en las bolsas de todos los países, cuando un código de los anteriores falla, resulta que la computadora no entiende y no procesa los datos, chocamos en el auto o las economías se fracturan y colapsan. Es por ello que me parece incorrecto que no se respete el código ortográfico en las redes sociales, tal parece que nadie gusta de usar de acentos y buena escritura y lo curioso es que sucede en todo tipo de personajes, muchos de ellos de alta envergadura y que se supone que tienen una amplia cultura y estudios que les permitiría escribir bien y expresarse de igual forma. Considero entonces que si el código de escritura ortográfica no se respeta en las redes sociales, entonces hablamos de que las mismas están deformando el lenguaje.

Ahora es conveniente decir que las redes sociales se han convertido en parte de nuestra adicción computacional y de internet a la que estamos sometidos y de ahí deriva el título de este artículo, pues algunos de viven dentro de un mareo emocional de éxtasis que piensan que solamente cuando hacen un “tweet” es que existen. Aunque cabe mencionar que la frase, “tweet, ergo sum”, la dijo mi amigo Jorge Cárdenas.

Si bien las redes sociales vinieron a cubrir y alimentar a un nicho importante en el mercado social de los seres humanos, en cuanto a la necesidad de expresión, comunicación, libertad y hasta revolución con transformación, es necesario esperar a futuros análisis de mercado para determinar su alcance y su valía, no solamente en términos económicos empresariales, sino de capital social y de en verdad convertirse en un medio que no solamente genere críticas, sino ocuparlo para ofrecer soluciones y tener audiencias más amplias para difundir el mensaje y que se quieran sumar a realizar una transformación por el bien de una comunidad, de una sociedad o de un país. Todo dependerá del uso que les demos y ciertamente seguirán transformando la forma en que nos comunicamos.