La epidemia de obesidad en México

Gabriel Leyva

La obesidad se ha convertido en una verdadera epidemia en México. El año pasado México tuvo el dudoso honor de convertirse en el país más obeso del mundo, sobrepasando incluso a los Estados Unidos.  Peor aún, en los últimos años se ha visto un incremento inmenso en el índice de obesidad, y por lo que parece este seguirá creciendo en el futuro próximo. A pesar de que la obesidad es en su mayor parte un problema de salud personal, es posible que también se vuelva un problema social debido a las externalidades.

Actualmente entre los adultos el 38% de las mujeres  y el 26% son considerados obesos por la Organización Mundial de Salud. La obesidad se define usando el índice de masa corporal, el cual es un indicador simple de la relación entre masa y peso. Un nivel de 25 o más es considerado sobrepeso, mientras que un nivel de 30 o más ya es considerado obesidad.  Otro número alarmante es el índice de obesidad infantil, el cual se estima alrededor de 30% y en algunos casos hasta 40%. Estudios sobre la causa de la obesidad han revelado que el 80% de las personas que se vuelven  obesas durante su infancia se mantienen así por el resto de sus vidas.  Sin duda estos altos índices  significan un problema de salud muy grande, y de hecho en México las dos mayores causas de muerte, diabetes y problemas cardiacos, están relacionadas con el sobrepeso.

Los estudios económicos nos dicen que la mayor parte del costo de la obesidad proviene de los años de vida perdidos por quienes padecen de ella. En otras palabras, la mayor parte del costo lo cubre el individuo y no la sociedad. El problema son las posibles externalidades que la obesidad genera. Esto principalmente se refiere al incremento de costos de salud, lo cual si es una carga para la sociedad y por lo tanto se vuelve problema del gobierno y no tan solo del individuo. También existe la posibilidad de que la obesidad afecte a la sociedad disminuyendo la productividad de esta debido a la perdida de habilidad física. Pero considerando que la mayor parte de la economía de México está en servicios lo más probable es que este costo sea inexistente o muy pequeño.

La forma más fácil de ver las externalidades relacionadas con la obesidad es analizando el seguro medico. Si el seguro medico es personal entonces la obesidad no crea ningún costo extra para la sociedad ya que el precio de seguro esta ajustado para incluir el riesgo extra. Pero la mayoría de los seguros son proveídos por los empleadores, y estos seguros no toman en cuenta el peso del individuo. Esto significa que cuando el precio de los seguros sube debido al riesgo extra el costo lo tiene que pagar tanto la gente gorda como la flaca.  Entonces podemos ver que la obesidad no es solamente un problema personal sino que también afecta a la sociedad subiendo los costos del tratamiento médico.

Aunque los factores que causan la obesidad son bien entendidos, las causas varían mucho de individuo a individuo y generalmente hay varios factores actuando sobre cada persona. La obesidad puede tener elementos genéticos, sociológicos, psicológicos entre otros. Obviamente no ha mucho que se pueda hacer sobre los elementos psicológicos o genéticos de la obesidad, pero creo el ambiente es el factor principal en la epidemia de la obesidad, o sea la sociedad. Mucho tiene que ver con las necesidades de una sociedad urbanizada e industrializada, La conversión de nuestra economía de una economía productiva a una economía de servicios crea muchas presiones que pueden llevar al sobrepeso y a la obesidad. El sedentarismo es un problema grave en las sociedades industrializadas ya que la mayoría de los trabajos no involucran ninguna actividad física. Además las largas horas de trabajo y el tráfico en la ciudad significan que las personas tienen menos tiempo libre y por lo tanto tienden a no realizar ningún ejercicio aun después de salir de su trabajo. El poco tiempo libre que tienen los mexicanos generalmente lo dedican a ver televisión u otras actividades que no son físicamente activas. También es sabido que mucha gente come más cuando esta estresado, y la vida urbana está llena de factores estresantes. Otra consecuencia de la industrialización es que la comida chatarra se vuelve más prevalente, más conveniente, y más barata. La comida saludable tiende a ser más costosa y además requiere más tiempo, ya sea para prepárala o al ordenarla en un restaurante (al menos comparado con la velocidad de un lugar de comida rápida como McDonalds). Debido a esto no es sorprendente que la obesidad sea más prevalente en zonas urbanas. Lo que sí es más extraño es que este problema es más mayor en norte que en el sur del país.

Esto me hace suponer que otra parte del problema es la influencia de la cultura americana. Por razones geográficas pienso que la influencia de Estados Unidos es más fuerte sobre lugares como Monterrey. Por ejemplo Monterrey tiene más restaurantes “gringos” como IHOP que otras ciudades., y de esta manera se adoptan costumbres dañinas para la salud como tamaños de porción grandes en los restaurantes que se convierten en porciones grandes en el hogar. Ya que estamos socializados a no desperdiciar comida y consumir todo lo que está en nuestro plato porciones más grandes contribuyen a que comamos más. También está la influencia de la mercadotecnia. Continuamente estamos siendo bombardeados por anuncios llamativos que nos invitan a comprar comida chatarra o a snacks con altos contenidos de grasas y calorías. Muchas veces estos se enfocan en los niños ya que son fáciles de influenciar. Los hábitos de comida creados durante la infancia se vuelven muy difíciles de romper después. A pesar de que no todos estos productos provienen de Estados Unidos no podemos negar que muchos si lo son. El poder cultural de nuestro vecino del norte es increíble y no me sorprendería que haya contribuido significativamente al crecimiento de la obesidad en México. Aunque el DF ocupa el segundo lugar en obesidad, Monterrey es el segundo. Aun así esto no explica porque México en particular es el país con más obesidad en el mundo. Aparte de las razones sociales y externas que he mencionado aquí debe haber otros factores culturales que se combinan para crear la epidemia que estamos viviendo actualmente.

Generalmente la respuesta de los gobiernos para combatir el consumo de un bien que es legal pero dañino para la salud es imponer un impuesto sobre este. La idea es que el incremento de precio crea un incentivo para consumir más de otros bienes. En el caso de la obesidad se podría crear un impuesto sobre la comida chatarra y otros alimentos con alto contenido calórico como el refresco. En México especialmente el consumo de bebidas como la Coca-Cola  es muy alto, y es  un factor importante de la epidemia de obesidad. El problema de un impuesto sobre este tipo de alimentos es que los estudios han probado que hay una alta correlación entre la pobreza y la obesidad. Por lo tanto un impuesto sobre la comida chatarra seria un impuesto regresivo. En otras palabras, un impuesto que afecta desproporcionadamente a las clases bajas.  Por lo tanto esto no es una solución viable.

Considerando que los índices de obesidad infantil son tan altos, y que el porcentaje de niños que logran volver a un peso sano es muy bajo, tiene sentido atacar el problema desde la raíz y concentrar nuestros esfuerzos en los niños. Últimamente ya se han lanzado programas de salud cuyo objetivo es mejorar la dieta de los mexicanos. Estos  programas se enfocan en crear conciencia sobre los problemas de salud que causa la obesidad y sobre los contenidos nutritivos de los alimentos que consumen.  La idea es educar a los padres para evitar la creación de patrones de comida negativos a una temprana edad. Otros programas atacan el problema dándoles desayunos nutritivos  a los niños de preescolar.

La idea detrás de estas iniciativas es sólida pero creo que se necesita más que eso para combatir la epidemia de obesidad en México. Como mencione antes uno de los problemas con la nutrición es que la comida saludable tiende a ser más costosa en términos de tiempo y dinero que la comida chatarra, por lo tanto una posibilidad es crear incentivos para el consumo de alimentos nutritivos. En vez de hacer incentivos para evitar el consumo de comida chatarra a través de impuestos, se puede apoyar el consumo de alimentos saludables a través de subsidios. Esto se podría implementar de varias maneras. Una opción haber vales de despensa que exclusivamente para la compra de comida saludable. O tal vez el gobierno podría hacer una transferencia directa de dinero para aquellas familias que prueben que están consumiendo una dieta bien balanceada. Generalmente es mal visto crear programas sociales que limiten las posibles decisiones de individuo pero aquí estamos lidiando con un problema que no solo tiene altas consecuencias personales sino que también es una carga para la sociedad.

Cuando hablamos sobre obesidad estamos hablando de un problema con profundas ramificaciones sociales. No solo es un problema de salud, es un problema de educación, un problema de pobreza, un problema que abarca todos los aspectos de nuestra sociedad. Esto requiere una solución comprensiva que no solo trate de curar los síntomas sino también una solución para los problemas sociales que han causado esta epidemia. Aunque muchos de estos son simplemente el resultado de nuestro desarrollo como sociedad industrial, esto no significa que hay que aceptar las consecuencias sin hacer nada. El haber llegado al primer lugar en población que sufre obesidad debe ser una alarma para que empezase a actuar antes de que sea demasiado tarde.

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